Hace unos días fuimos a nuestro lugar preferido , una pequeña praderita con piedras bajas donde D trepa libremente sin temor a que se pueda caer y hacer daño.
Estaba muy emocionado por sus nuevas zapatillas para escalar, así que nada más llegar, se cambio las botas de agua que había usado para pisar todos los charcos y riachuelos del camino, por sus pies de gato.
Él elegía las piedras que quería y solo le ayudabamos si nos lo pedía, nunca forzando .
A los 10 minutos se cansó y se puso a jugar con su amiga inseparable, su perrita ; tirándola palos, tirándose al suelo juntos... como me gusta verle así!
Ya se nota que los días son un poquito mas largos y tenemos más tiempo para disfrutar.
Para terminar el paseo nos sentamos en una roca disfrutando del espectáculo que nos regalaba la naturaleza.
¿Ahora entendéis por qué este es nuestro rincón favorito?
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